Los jóvenes que cursan bachillerato atraviesan por una etapa clave en la vida: deben dejar de ser los niños que ven el mundo a través del filtro de la mirada de sus padres, para transformarse en adultos con opinión propia, diferenciados de su familia, pero a la vez identificados. Deben definir también su identidad, su proyecto de vida, su vocación profesional y su orientación e identidad sexual, entre otros aspectos medulares de su existencia, y, además, deben cumplir con los requisitos académicos de su nivel de estudios. En todo este proceso demandan paciencia, respeto y afecto; necesitan que se les escuche con atención para ir identificando sus propias inquietudes; requieren interlocutores sensibles y comprensivos, pero exigentes al mismo tiempo; seres confiables con quienes puedan comunicarse. También deben lidiar con un organismo y un aspecto físico cambiante, con nuevos retos del entorno social y con la necesidad de asistir a clases, hacer tareas y presentar exámenes de materias que, en muchos casos, no les interesan. Conscientes de las condiciones por las que atraviesa la juventud, las instituciones responsables de su educación se han apoyado en diversas modalidades de acompañamiento, seguimiento y asesoría durante el proceso académico, englobadas bajo el concepto de la tutoría.

El libro que el lector tiene en sus manos reúne decenas de visiones en torno de esta práctica, que fueron presentadas en el Primer Congreso del Sistema Incorporado: La Tutoría. Fundamentos y Experiencias, organizado por la Dirección General de Incorporación y Revalidación de Estudios (DGIRE), dependiente de la Secretaría General de la UNAM, en octubre de 2012. El libro compendia estudios de expertos y experiencias directas acerca de la tutoría, tomadas en su gran mayoría de maestros de escuelas del Sistema Incorporado de la UNAM.