La innovación educativa como forma materializada de mejora, cambio y/o transformación de la practica contiene desde su génesis, la acción ética como elemento articulador de los procesos de innovación a partir de la disposición de quien la realiza. En la innovación educativa están presentes una serie de transformaciones que no solo tienen un fin en las formas y lógicas de aplicación, sino en los fines que representan frente a las particularidades del contexto. En este marco de ideas se desarrolló una investigación sobre la formación investigativa de docentes que cursan estudios en un programa de maestría en pedagogía. En esta comunicación, se analiza desde el enfoque cualitativo la importancia atribuida a la formación investigativa con la finalidad de rescatar las significaciones que los estudiantes han construido a lo largo de su formación en el posgrado. El análisis e interpretación de los datos se realizó desde un marco analítico que rescata los procesos, las formas y sistemas de razón que los guían y articulan como base para la innovación. La triada así tiene que ver con la investigación (como saber instituido), la ética y el nuevo proceso investigativo (como lo instituyente) y la innovación, como el intento de institucionalización de un nuevo saber que transformar. Se realizó un ejercicio de categorización inicial, en dos grandes categorías: «Instrumentación práctica» y «Estructuración ética». De los resultados destaca la consideración de que la formación investigativa como base para la innovación educativa no se reduce a los aspectos técnico-pedagógicos ni a los fines prácticos, sino que, en perspectiva global y compleja, es multidimensional y está anclada en principios éticos que articulan la docencia.